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"Soy Alfonsina Morzán nacida en la ciudad de Avellaneda, provincia de Santa Fe.
Artista visual, gestora, investigadora y docente.
Desde el año 2021 participo de Programa Doméstico -Proyecto de Raquel Minetti-
Este espacio me arrimó a nuevas lecturas que me permitieron vincular mi infancia con la producción que venía trabajando.
Hoy, a partir de reflexiones, análisis y diálogos con el grupo de Programa Doméstico hallo relaciones que me direccionan hacia la profundización de mi búsqueda.
Expreso que me interesan las representaciones estéticas y simbólicas que se prolongan en el tiempo y conectan la mortalidad con la eternidad. La dualidad.
Valoro las representaciones estéticas y simbólicas de mi contexto cotidiano.
Planifico recorridos por los cementerios de localidades cercanas donde vivo y observo las representaciones estéticas, colectivas, que brindan el reflejo y la identidad del poblado al que pertenecen, configurando su patrimonio tangible e intangible.
Visito los cementerios porque son espacios que me dan la oportunidad de aprender algo de mí, de las personas de mi entorno y de las sociedades que los han ido construyendo.
Registro recorridos en hojas que ilustro con diferentes materiales, pensamientos, conceptos, imágenes y pequeñas conclusiones que nacen de vínculos y relaciones que llevan a repensar situaciones de la vida que incluyen la muerte, rituales, anécdotas, sucesos y relatos que me conmueven. A continuación, comparto en texto un suceso ocurrido en 1923 que inmortalizó la vida de un gitano.

ALEJANDRO IVANOFF. El Tío Fardi
En septiembre de 1923 fue inhumado en el cementerio municipal de Reconquista un ciudadano húngaro llamado Alejandro Ivanoff. Este sitio, es reconocido públicamente como “la tumba del gitano”, cuyo nombre legal pasó al olvido para ser reemplazado por uno nuevo FARDI GENESCO CALDERERO. Lo que nos habla de la profesión que realizaba en vida este señor: constructor y reparador de calderas domésticas (pailas, ollas, pavas), un oficio propio de nómades de otra época que recorrían pueblos del interior ofreciendo sus servicios.
En invierno de 1923 se asentaron en un terreno baldío del Barrio Ombusal de Reconquista, carpas de una comunidad de gitanos.
Durante un par de meses realizaron actividades naturales de su vida de nómades: venta de recipientes y utensilios de cobre, compra de material metálico en desuso, lectura de líneas de manos de las personas, etc. Pero un acontecimiento vino a destacar la presencia de estos gitanos, y fue la celebración de la boda de una pareja de gitanos muy jóvenes. Tal es así, que vecinos de distintos barrios se acercaban a contemplar y participar de las danzas festivas a las que todas las personas se entregaban incansablemente.
Trascendió así, la personalidad de la pareja. Especialmente la del joven al que llamaban FARDI, quien se ganó rápidamente la simpatía de los que lo trataron.
A los pocos días del casamiento FARDI cayó enfermo con una afección pulmonar y debió ser internado en el Hospital de la Caridad de la ciudad. La población se enteró rápidamente de la circunstancia y siguió atentamente el desarrollo del suceso. Finalmente, en septiembre de 1923, al anunciarse la primavera FARDI murió.
En medio de la consternación y del dolor de propios y ajenos, el cuerpo fue sepultado. Cuentan que llegó al cementerio entre sonidos de música que ejecutaran sus amigos y parientes, hecho poco común que provocó una fuerte discusión entre el padre del muerto y las autoridades del cementerio.
gitanas, es en dirección a la estrella de Venus que el fallecido debe mirar para encontrar el camino hacia la otra vida. Un detalle curioso de esta tumba es que el cadáver de FARDI fue enterrado en sentido inverso al resto de las sepulturas, con la cabecera mirando hacia el Este. Según las creencias.
Otra tradición gitana cuando el fallecido no ha dejado descendencia, es augurarle prosperidad volcando sobre la tumba naranjas doradas en cada aniversario de su muerte. Durante muchos años aquí permaneció una planta de naranjas que luego fue quitada.
¿Por qué es tan popular esta tumba? Inicialmente estuvo pintada de rojo y el color rojo elegido por los familiares del gitano llamaba la atención de los vecinos que se acercaban curiosos a observarla, a otros les daba temor.
Con el correr del tiempo, seguramente alguien encomendó a la memoria de FARDI solicitud personal, que, habiéndose cumplido, permitió la difusión del milagro. Desde entonces, y en forma creciente, muchas personas necesitadas de alguna gracia se acercan a la tumba del gitano a solicitarla. Una vez lograda la solicitud, retornan a la tumba y depositan en ella elementos de valor significativo y simbólico (monedas, medallas, cuadernos, libros, flores, velas, objetos diversos).
Su tumba tan visitada ubicada en el cementerio de Reconquista muestra un perfecto estado emocional de promeseros y devotos que expresan una profunda satisfacción espiritual, respuesta a un sentimiento de confianza, de fe, cultura.
En mi proceso de producción visual relacionado a los cementerios, realizo acciones en diversos espacios vinculadas a Tío Fardi.
Buscando información me acerqué a sus devotos dejando esquelas/notas en la tumba que fueron respondidas poco a poco. Como en el año 2023 se cumplieron los cien años de su fallecimiento trabajo un proyecto que llamo “Que el Santo Salga a la calle”, en carpeta, comparto algunas imágenes de las actividades realizadas.
Este año me propongo ubicar objetos con la imagen del Tío Fardi para ubicarlos en espacios públicos de la ciudad y sus alrededores. Por ejemplo, estampitas/ stikers en postes de luz, garitas, banderas gitanas y/o estatuillas en pequeños altares ubicados en rutas cerca de los altares del Gauchito Gil". A.M.